El reto (del sonido) explicado
Historia de Dos Amigas
Esas son dos amigas con las que llevo años haciendo el mono. Una es guitarra electroacústica de marca Academy, es decir, mala de necesidad: pensada para aprender. Y aprender, aprendes, claro: conseguirás hacerlo lo mejor posible y todavía sonará algo mal de vez en cuando, pero al final mejoras con el tiempo a base de intentar que aquello suene decente. Es lo que tienen esas cosas.
La otra no se queda atrás: es una imitación de Stratocaster de marca Kobrat, la cosa más básica del mundo para aprender, y prácticamente solo para eso. La utilidad de estas guitarras es esa: tocarlas y curtirse. El salto a una "de verdad" es realmente inmenso: uno coge una Les Paul, una Telecaster Custom, o una Stratocaster de verdad, y aquello ni suena igual, ni hace tanto daño, ni se siente uno tan gilipollas, vaya. Pero, para eso, antes hay que joderse bien los dedos con cualquiera de estas guitarras mientras uno investiga unas y otras - españolas y flamencas incluidas, que son otros placeres -. Y, además, así uno empieza gastándose poco: ambas guitarras rondaron los 80€ en su momento.
Bien, pues yo uso esas dos guitarras para grabar música. Si, es lo que hay: pobreza absoluta. Con ellas grabé, a muy duras penas, un álbum digital muy mejorable visto ahora tras seis años: Guitarrux, que puede encontrarse en Jamendo.com. La foto de arriba es de aquel entonces.
Una historia
Siempre quise dedicarme a la música, pero vaya, no fue la cosa como pudiera haber sido. Hay mucho de procedencia e identidad en ello, pero básicamente la presión social nunca fue favorable a ello. Tocar la flauta era una de esas cosas insignificantes que uno hace en el colegio, la guitarra era de raritos hasta que fue cosa de modas, y no se yo si eso suena bien o es más ruido que otra cosa. Así... difícil.
Pero a base de descubrimiento y redescubrimiento, la música siempre estuvo ahí. En un rato con un teclado, me salía cierta soltura. Con algo de práctica, sacaba melodias propias. Y con diez años me soltabas una flauta y me ponía a componer sin tener ni idea de lo que estaba haciendo. Los alicientes positivos, la positividad, es el hilo conductor del triunfo personal que supone sentirse capaz de hacer música, pero esa positividad no estaba allí. y yo pasé a ser retraído e inseguro. De veinte veces que pude haber compuesto e interpretado ante otros, solo lo hacía una. Y aunque yo quisiera en el fondo más, aquello no se canalizaba.
Pero pasó que tenía que pasar. Para hacer música, lo primero no es entenderla, sino no tener miedo a hacerla. Y yo, de una forma u otra, siempre he sido favorable a luchar contra los miedos. Y lo primero para ello es entender que el miedo no es a las cosas, sino a nosotros mismos, al ser humano. Uno no tiene miedo de hacer música porque tenga miedo a la música, sino al juicio negativo de aquellos que la perciban junto a él. Solo con positividad se vence eso, entendiendo que uno puede porque está ahí y forma parte de uno, lo cual es extrapolable a cualquier reto personalisimo y a cualquier miedo ancestral.
Y por eso cogí la guitarra española que mi hermana tenía guardada en un armario y, con 17 años, me puse a jugar a hacer música, aún sin tener ni idea de nada.
Una motivación
Hoy ya sé unas pocas cosas más: acordes mayores, arpegiados, acordes de quinta, quintas reducidas, acordes de séptima y sus reducidos, escalas dóricas... y además he tenido la suerte, ya mayorcito, de conseguir una plaza para lo más parecido a estudiar música en una escuela técnica superior en la educación pública española: Ciclo Formativo Superior en Técnico de Sonido para Audiovisuales y Espectáculos. Un futuro, vaya, para terminar sonorizando a otros... y, dejando de lado como eso supone aprender a "pintar con el sonido", supone además un incentivo extra para seguir con la música con mucho más conocimiento y en un ambiente mucho más positivo - dejemos de lado que la mayoría de los compañeros tienen sus 18 años y, como todos con 18 años, se aburren cuando la cosa se pone más interesante en clase... al final esas cosas como que son lógicas -.
Me falta entrenar bien el oído para algunas cosas básicas. Muchas veces me sale dar con la nota que escucho, pero otras no. Al piano, en requerimientos instantáneos (sin parar a pensar), muchas veces digo que estoy dando una nota cuando en realidad estoy dando otra (luego ya lo pienso y doy con ello, eso si). Pero ninguna de esas cosas que me falta entrenar me impidió hacer Guitarrux hace seis años, ni me impide hoy disfrutar tocando Sultans of Swing de Dire Straits, Yesterday de los Beatles, o Black Swan de Thom Yorke.
En conclusión, la música es el medio más sencillo que tenemos a nuestro alcance para entender que, aunque pocos hacen que el mundo sea una mierda, hay gente maravillosa en todas partes.
Yo he venido aquí a grabar
El directo, hasta hoy, no es mi fuerte. Esa introspección ancestral mía implica que, al final, hago más música por mi propia cuenta y gusto que para otros y con otros. Pero eso implica, al final, que me gusta componer, grabar, editar, y producir música. Jugar, al completo.
Para eso, los estudios de Técnico de Sonido son los adecuados. Implican muchas más cosas, pero el registro sonoro y la producción musical están ahí. Y bien, de ahí el maldito reto...
Ensayo en directo con amigos y colegas, pero por ahí me queda todavía camino que recorrer, y no será solo por mi propia cuenta. El reto, sin embargo, es personalisimo...
El reto consiste en grabar al menos una cosa a la semana, artesanalmente, lo mejor posible, con grabación en estudio doméstico o sala de ensayo, con edición y producción propia, y sin ningún miedo. Tocar guitarras, sintetizar con PC, secuenciar baterias, y jugar con el piano, principalmente... Y todo eso mientras duren mis estudios de Sonido. Después ya veremos...
Ya van varias semanas... Las publicaciones vienen a través de Twitter con las grabaciones en mi perfil de SoundCloud.
Y las iré dejando aquí...
Esas son dos amigas con las que llevo años haciendo el mono. Una es guitarra electroacústica de marca Academy, es decir, mala de necesidad: pensada para aprender. Y aprender, aprendes, claro: conseguirás hacerlo lo mejor posible y todavía sonará algo mal de vez en cuando, pero al final mejoras con el tiempo a base de intentar que aquello suene decente. Es lo que tienen esas cosas.
La otra no se queda atrás: es una imitación de Stratocaster de marca Kobrat, la cosa más básica del mundo para aprender, y prácticamente solo para eso. La utilidad de estas guitarras es esa: tocarlas y curtirse. El salto a una "de verdad" es realmente inmenso: uno coge una Les Paul, una Telecaster Custom, o una Stratocaster de verdad, y aquello ni suena igual, ni hace tanto daño, ni se siente uno tan gilipollas, vaya. Pero, para eso, antes hay que joderse bien los dedos con cualquiera de estas guitarras mientras uno investiga unas y otras - españolas y flamencas incluidas, que son otros placeres -. Y, además, así uno empieza gastándose poco: ambas guitarras rondaron los 80€ en su momento.
Bien, pues yo uso esas dos guitarras para grabar música. Si, es lo que hay: pobreza absoluta. Con ellas grabé, a muy duras penas, un álbum digital muy mejorable visto ahora tras seis años: Guitarrux, que puede encontrarse en Jamendo.com. La foto de arriba es de aquel entonces.
Una historia
Siempre quise dedicarme a la música, pero vaya, no fue la cosa como pudiera haber sido. Hay mucho de procedencia e identidad en ello, pero básicamente la presión social nunca fue favorable a ello. Tocar la flauta era una de esas cosas insignificantes que uno hace en el colegio, la guitarra era de raritos hasta que fue cosa de modas, y no se yo si eso suena bien o es más ruido que otra cosa. Así... difícil.
Pero a base de descubrimiento y redescubrimiento, la música siempre estuvo ahí. En un rato con un teclado, me salía cierta soltura. Con algo de práctica, sacaba melodias propias. Y con diez años me soltabas una flauta y me ponía a componer sin tener ni idea de lo que estaba haciendo. Los alicientes positivos, la positividad, es el hilo conductor del triunfo personal que supone sentirse capaz de hacer música, pero esa positividad no estaba allí. y yo pasé a ser retraído e inseguro. De veinte veces que pude haber compuesto e interpretado ante otros, solo lo hacía una. Y aunque yo quisiera en el fondo más, aquello no se canalizaba.
Pero pasó que tenía que pasar. Para hacer música, lo primero no es entenderla, sino no tener miedo a hacerla. Y yo, de una forma u otra, siempre he sido favorable a luchar contra los miedos. Y lo primero para ello es entender que el miedo no es a las cosas, sino a nosotros mismos, al ser humano. Uno no tiene miedo de hacer música porque tenga miedo a la música, sino al juicio negativo de aquellos que la perciban junto a él. Solo con positividad se vence eso, entendiendo que uno puede porque está ahí y forma parte de uno, lo cual es extrapolable a cualquier reto personalisimo y a cualquier miedo ancestral.
Y por eso cogí la guitarra española que mi hermana tenía guardada en un armario y, con 17 años, me puse a jugar a hacer música, aún sin tener ni idea de nada.
Una motivación
Hoy ya sé unas pocas cosas más: acordes mayores, arpegiados, acordes de quinta, quintas reducidas, acordes de séptima y sus reducidos, escalas dóricas... y además he tenido la suerte, ya mayorcito, de conseguir una plaza para lo más parecido a estudiar música en una escuela técnica superior en la educación pública española: Ciclo Formativo Superior en Técnico de Sonido para Audiovisuales y Espectáculos. Un futuro, vaya, para terminar sonorizando a otros... y, dejando de lado como eso supone aprender a "pintar con el sonido", supone además un incentivo extra para seguir con la música con mucho más conocimiento y en un ambiente mucho más positivo - dejemos de lado que la mayoría de los compañeros tienen sus 18 años y, como todos con 18 años, se aburren cuando la cosa se pone más interesante en clase... al final esas cosas como que son lógicas -.
Me falta entrenar bien el oído para algunas cosas básicas. Muchas veces me sale dar con la nota que escucho, pero otras no. Al piano, en requerimientos instantáneos (sin parar a pensar), muchas veces digo que estoy dando una nota cuando en realidad estoy dando otra (luego ya lo pienso y doy con ello, eso si). Pero ninguna de esas cosas que me falta entrenar me impidió hacer Guitarrux hace seis años, ni me impide hoy disfrutar tocando Sultans of Swing de Dire Straits, Yesterday de los Beatles, o Black Swan de Thom Yorke.
En conclusión, la música es el medio más sencillo que tenemos a nuestro alcance para entender que, aunque pocos hacen que el mundo sea una mierda, hay gente maravillosa en todas partes.
>>¿No estarás hablando del trap?En fin. Como he dejado claro, mi idea es que no hace falta ser un erudito para empezar a hacer música. Los primeros trabajos de The Beatles no eran eruditos para nada - de hecho McCartney criticaba la erudición antes de grabar un cuarteto de cuerda para Yesterday -. Luego se fueron refinando, claro. También en eso consiste la música: en darse cuenta de que uno evoluciona y cómo lo hace. como siempre hay algo nuevo que aprender. Que alegría cuando me salió un primer armónico sabiendo qué era aquello, oiga. Pero, además, si algo nos enseñó el Punk que vino después, fue a hacerlo por nosotros mismos. Y si algo trajo el Grunge, fue que refinarse menos a veces es profundizar más.
>>Que yo recuerde he dicho música...
Yo he venido aquí a grabar
El directo, hasta hoy, no es mi fuerte. Esa introspección ancestral mía implica que, al final, hago más música por mi propia cuenta y gusto que para otros y con otros. Pero eso implica, al final, que me gusta componer, grabar, editar, y producir música. Jugar, al completo.
Para eso, los estudios de Técnico de Sonido son los adecuados. Implican muchas más cosas, pero el registro sonoro y la producción musical están ahí. Y bien, de ahí el maldito reto...
Ensayo en directo con amigos y colegas, pero por ahí me queda todavía camino que recorrer, y no será solo por mi propia cuenta. El reto, sin embargo, es personalisimo...
El reto consiste en grabar al menos una cosa a la semana, artesanalmente, lo mejor posible, con grabación en estudio doméstico o sala de ensayo, con edición y producción propia, y sin ningún miedo. Tocar guitarras, sintetizar con PC, secuenciar baterias, y jugar con el piano, principalmente... Y todo eso mientras duren mis estudios de Sonido. Después ya veremos...
Ya van varias semanas... Las publicaciones vienen a través de Twitter con las grabaciones en mi perfil de SoundCloud.
Y las iré dejando aquí...
Por: manuko | Fecha: 28/03/2018 09:43
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